Amamachar es un espacio que se fue gestando con mi maternidad. Cuando me convertí en madre, se produjo en mi algo irreversible. Cambió mi forma de estar en el mundo. Me vi en situaciones absolutamente vulnerables, de a ratos sola, otras veces en tribu.

Descubrí que de pronto me gustaba y disfrutaba de estar con otras madres, compartiendo, y que a veces no hacía falta explicar, eso que ya se sabe y ya se entiende cuando te está sucediendo.

Al principio pensaba que la intensidad de los puerperios lo era todo, y sí que lo es todo. Aún así, la intensidad en la crianza se sostiene.

Me descubrí lejos de esa mujer que era, entraron en mí las contradicciones, las ambigüedades, la dificultad para tomar decisiones, los miedos a la vida, a la muerte.

Me empecé a sentir absolutamente poderosa y frágil a la vez. Y de repente todo ese trabajo de crecimiento personal que llevaba años realizando, creí que se había esfumado, que la vida me ponía de nuevo un gran desafío delante: Trabajar todo aquello que la maternidad me traía. Una nueva relación con mi pareja, con mi madre, con mi hermana, con mi entorno, pero sobre todo conmigo misma.

Cuando nació mi segunda hija, ella me trajo respuestas a las preguntas que se me habían abierto con mi primer hijo. Esa necesidad de transformar mi desarrollo profesional y vincularlo a la maternidad se hizo muy claro. De pronto vi que las Constelaciones Familiares son una gran herramienta para poner luz a las sombras de nuestras maternidades.

Es así que decidí crear este espacio. Un lugar donde mirarnos, donde en círculo con otras madres darnos el tiempo y el espacio para trabajar aquellos asuntos que nos atraviesan como madres. Vernos reflejadas las unas en las otras y sentirnos acompañadas.

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